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DERECHOS
HUMANOS, MUJER E INMIGRACIÓN:
Hacia una educación intercultural en el
aula
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Discriminación
legal
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Las
deficiencias legales basadas en una percepción
masculina de las migraciones o, simplemente,
el desconocimiento real de las circunstancias
ligadas a la emigración femenina hacen
que, en muchos casos, a las mujeres que emigran
les resulte prácticamente imposible conseguir
un permiso de residencia. Esto les confina en
una situación de irregularidad que les
hace más vulnerables al acoso o a
la violencia ya que, por temor a ser expulsadas,
no denuncian estas situaciones.
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La
Ley de extranjería que recoge el
derecho a la reagrupación familiar
es así mismo el paradigma de la vulneración
de los derechos de las mujeres inmigrantes.
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El
permiso de residencia les está concedido
en tanto que esposas de un inmigrante regularizado
en España.
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El
permiso de residencia no supone el permiso
de trabajo. Y su renovación quedará
supeditada a la permanencia legal de la
mujer con su marido.
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En
caso de separación, por motivos de
malos tratos por ejemplo, al no disponer
de permiso de trabajo ni poder justificar
ingresos suficientes, podría ser
expulsada.
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La
intervención de la Administración
va más lejos aun, al no reconocer
los derechos de la mujer inmigrante que
decidiera separarse de su marido y optara
por una relación de pareja de hecho
o por una relación homosexual.
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Esa
acción coercitiva por parte de la Administración
de Justicia que liga los derechos de circulación,
residencia y trabajo de las mujeres a su libertad
individual y emocional, las coloca en una situación
de desamparo que supone una clara vulneración
de sus derechos fundamentales: la legislación
basada en características circunstanciales
-el estatus de la persona casada-, no en los
derechos individuales de la mujer.
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TEXTOS
COMPLEMENTARIOS
Mujer,
inmigración y malos tratos. Por
Sofía Bernardo Ródenas. Abogada
y miembro de SOS Racismo Aragón |
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