DERECHOS HUMANOS, MUJER E INMIGRACIÓN
Hacia una educación intercultural en el aula

Capítulo 4 MUJER E INMIGRACIÓN

Capítulo 1:
Los Derechos Humanos


 

Mercado de trabajo y Mujer inmigrante

El mercado de trabajo, más duro para la mujer inmigrante

De manera general en Europa, la fuerte tendencia de polarización del mercado de trabajo sitúa a los inmigrantes en sectores específicos de empleo y repercute más duramente en las mujeres que encontrarán trabajos peor remunerados o no regulados - en el sector doméstico y agrícola entre otros- o en actividades que atentan contra la dignidad y los derechos humanos, como es el de la prostitución forzosa.

En la cada vez más frecuente creación de pequeñas empresas, en muchas ocasiones son ellas las que trabajan en los comercios, sin cobrar por ello ningún sueldo, ya que su trabajo se considera como una aportación "automática" a la economía familiar. Sin sueldo, ni cotización a la Seguridad Social ni derecho a paro, es obvio que, en este caso también, su permanencia en el país de acogida sigue en manos del cabeza de familia, tradicionalmente un miembro masculino de su familia.

Un alto porcentaje de las mujeres inmigrantes en situación de irregularidad se dedican al trabajo doméstico. Su misma condición de trabajadora irregular, les hace depender exclusivamente de sus empleadores.

La precariedad de los empleos y la imposibilidad de acceder a convenios laborales les obliga a menudo a aceptar, igual que sus compañeros varones, jornadas de trabajo muy amplias.

En el caso de las mujeres, al horario de trabajo se une el cuidado de los hijos y de la casa. Las madres de hijos menores de cinco años tienen serias dificultades para incorporarse a un empleo a tiempo completo, pero en el colectivo de las mujeres inmigrantes la situación es aún peor: la falta de plazas de guardería y la escasez de programas de actividades extraescolares o la dificultad de acceder a becas de comedor, repercuten directamente en la situación de muchas mujeres inmigrantes cuyas jornadas de trabajo corresponden con los horarios de escuela.

Si a esta situación añadimos la inexistencia de programas de ayuda económica para el cuidado de los niños, entenderemos que una baja laboral para una mujer inmigrante significa, una vez más, su dependencia de un cónyuge legalmente reconocido como tal y la pérdida de sus prestaciones sociales. Éstas están hechas para facilitar la libre circulación de trabajadores rentables, no para ayudar a las personas como tal.

Sin empleo, sin marido, con hijos pequeños y sin prestaciones sociales… difícilmente podremos hablar de igualdad de oportunidades en la libre circulación de los trabajadores y trabajadoras en Europa.

TEXTOS COMPLEMENTARIOS
Mujeres Inmigrantes: empleo, integración y participación en las sociedades de acogida Ana María López Sala
Mujeres inmigrantes trabajando en la prostitución
Ruth Mestre i Mestre
Mujeres inmigrantes en la Hostelería
Mujeres inmigrantes en empleos de tipo administrativo (oficinas)