CEIP CONCHA ESPINA. Madrid

JOSÉ LUÍS ARÉVALO // DIRECTOR

"Creemos en la apuesta por la convivencia de la escuela pública, en la que entran todos y por eso es la que más se parece a la sociedad"

El CEIP Concha Espina, de Madrid, fue reconocido en las Jornadas de Ciudadanía Intercultural y Educación por su trayectoria en los planes de acogida para el alumnado migrante y por su metodología participativa e innovadora en convivencia intercultural. La trayectoria de este centro respecto a la inclusión de alumnado migrante se remonta a hace más de veinte años, a partir de la apertura del Centro de Acogida a Refugiados junto a la escuela. Desde entonces, su apuesta por la convivencia entre diversas culturas no ha tenido freno, una apuesta que no sólo se realiza en el centro educativo, también se extiende al barrio en el que se ubica.

La atención a las familias a través del Plan de Acogida y la mediación cultural, el cuidado del espacio para que cualquier persona se sienta incluida desde su llegada, el fomento de actividades y dinámicas para el conocimiento de las distintas situaciones del alumnado, los proyectos innovadores que cada año aparecen en el centro, son algunas de las claves que este colegio madrileño plantea para el fomento de la educación intercultural.

En el barrio de Vallecas, en Madrid, el CEIP Concha Espina se abrió como centro educativo en 1975, formando a niñas y niños de todo tipo de familias, muchas de ellas con problemas de marginación social. Hace 26 años junto al colegio se abrió el Centro de Acogida a Refugiados, donde residen personas que en sus países de origen son perseguidas por motivos de raza. religión, nacionalidad u opinión política. Al centro educativo llegan desde entonces hijas e hijos de personas procedentes del África subsahariana, de países como Colombia, la ex-Yugoslavia, Iraq, Kurdistán.

Mural realizado el Día Mundial de la Infancia

La educación intercultural comienza así a trabajarse de manera temprana respecto a otros centros educativos. En la actualidad, el colegio cuenta entre su alumnado con más de una veintena de nacionalidades diferentes, un 43% pertenece a familias migrantes, un 22% es de etnia gitana.

"Creemos en la apuesta por la convivencia de la escuela pública, en la que entran todos y por eso es la que más se parece a la sociedad. Es necesario que las familias continúen en esta dirección poniendo en valor la tolerancia, convivencia y diversidad." Así se expresa el equipo directivo de la escuela en el último número de La Taba, la revista que toda la comunidad educativa, especialmente el alumnado, crea cada trimestre. Este es uno de los modos de mostrar las diversas actividades que el centro educativo realiza. También su completa página web repasa las iniciativas en las que este centro está inserto: el proyecto europeo Comenius, con cinco escuelas europeas reunidas para que el alumnado trabaje sobre el patrimonio artístico; su participación en la feria "Madrid es ciencia" mostrando los experimentos de Arquímedes trabajados por el alumnado; su apuesta por las nuevas tecnologías; las actividades extraescolares.

"Son actividades que consideramos necesarias, con las que el alumnado se desarrolla; son programas que fomentan el encuentro, a través de ellos se previenen conflictos", explica el director del centro José Luis Arévalo, e indica: "Los conflictos pueden surgir cuando se desconocen las costumbres y la situación del otro". Durante años se ha ido mejorando el Plan de Acogida del centro, previsto en varias fases. En la primera, se recibe a la nueva o nuevo alumno y a su familia, se les comenta el proyecto educativo del centro, se recorre el espacio escolar: un espacio previsto para los distintos niveles de conocimiento del idioma, con carteles donde los dibujos indican para qué se destina cada aula. A la familia se le informa sobre los servicios del centro y las distintas ayudas. Este contacto centro-familias no se pierde, pues una mediadora mantiene la relación durante todo el curso.

El chico o la chica que llega nueva a su aula de referencia tiene un compañero que le ayuda a que entienda las clases y se inserte en el grupo. Al llegar, explica su lugar de procedencia, se le da protagonismo a su historia y el por qué ha llegado ahí. En el aula, donde intentan que no haya más de 15 alumnas y alumnos, se tiene en cuenta la organización del espacio, situando a la persona nueva en un lugar donde no se sienta desplazada. Durante las clases, se fomentan las actividades y trabajos cooperativos. La relación singular de cada alumna y alumno con el profesorado, el interés concreto por cada persona, también es imprescindible para que en el centro el alumnado se sienta bien.

En todos estos años de trabajo en educación intercultural el profesorado también se ha encontrado con dificultades. Una de las preocupaciones para el director del centro José Luis Arévalo es la alta concentración de alumnado migrante en unos colegios y la separación en los centros privados de la población denominada como "normalizada": "Es más fácil la integración cuando existe una situación más equilibrada; este es un problema que la escuela pública se está encontrando", comenta.

Pese a esta situación, José Luis habla del proyecto educativo con satisfacción: "Estamos muy orgullosos del trabajo con esta población. No nos hemos desconectado de nuestro barrio, nuestro entorno, los problemas que nos encontramos en el centro son los problemas que también existen fuera de él". El CEIP Concha Espina trabaja con asociaciones del barrio, forma parte de la Mesa de Convivencia por Vallecas. Con estas asociaciones trabajan algunos de sus programas, organizan actividades que a partir del entretenimiento fomenten el encuentro intercultural, ya sea a través de cenas con gastronomía de distintas procedencias, proyecciones de cine que plantean la diversidad cultural, excursiones, talleres de baile y teatro, y otras iniciativas que hacen que las diferentes procedencias y modos de vida se conozcan y compartan en la escuela, en los parques, en las tiendas, en las calles, en el día a día de la vida del alumnado y sus familias.